Resumen:
La producción de peras y manzanas en las provincias de Río Negro y Neuquén demandó, desde sus inicios, hace casi noventa años, trabajo asalariado estacional. Esta necesidad, que se concentra entre los meses de enero y abril, ha sido cubierta por flujos migratorios recurrentes debido, por un lado, a la escasa disponibilidad de mano de
obra regional que no permitía cubrir dichos requerimientos y, por otro, a las ventajas relativas referidas a costo y disciplinamiento de trabajadores extrarregionales respecto de los locales. Así, los trabajadores golondrinas acompañaron el proceso histórico de
desarrollo y expansión de la actividad frutícola hasta la actualidad. Sin embargo, con el transcurrir de las décadas se fueron modificando sus características sociodemográficas, de integración social y de acceso al trabajo, pudiéndose diferenciar tres momentos (STEIMBREGER, TRPIN y BENDINI, 2012).