Resumen:
La lectura y la escritura son prácticas sociales que siempre están ancladas en los contextos sociohistóricos
en los que se producen (Lerner, 2001). Esa situacionalidad se torna evidente cuando se indagan los modos
en los que dichas prácticas se enseñan y aprenden en los primeros años de escolaridad. La alfabetización
no ocurre en un vacío sino en un espacio y un tiempo determinados y su finalidad consiste siempre en
formar lectores y escritores críticos, inteligentes, alertas (Ferreiro, 2013). Desde este enfoque, se entiende
que indagar la enseñanza de la lectura y la escritura en tiempos de pandemia requiere concebir ese leer y
escribir como prácticas sociales situadas, prácticas centrales en la transición entre los niveles Inicial y
Primario y en la construcción de las subjetividades de las infancias. Asimismo, se enfatiza que el ingreso a
la cultura escrita constituye una condición sine qua non en lo que refiere a garantizar el derecho a la
educación (Castedo, 2010).