Abstract:
La historia de las ciencias, del conocimiento, del pensamiento y de la cultura en
general, estudia las propuestas y soluciones formuladas a lo largo del tiempo, muchas
veces frente a problemas que ya han quedado en el pasado. Pero en otros casos esa
historia contribuye a revivir ideas que todavía nos pueden ayudar a pensar, a organizar
el presente y a proyectar el futuro. La historia siempre se propone, en definitiva,
rehistorizar y reproblematizar el mundo en el que vivimos, generar nuevas ideas –que
casi siempre son viejas- y presentarnos alternativas. Nadie puede negar la actualidad de
problemas como los relacionados con los bienes comunes –o “recursos”- naturales, con
la propiedad, distribución y uso de la tierra, con la diversidad cultural, con el rol del
Estado en la gestión de la infraestructura, y un largo etcétera.
Esa historia de las ideas, por otra parte, es tanto un análisis y un relato acerca de
lo que pensaban y creían determinados actores sociales, de los significados, sentidos y
valores de una época, como también es un estudio de la realidad que esas personas y
grupos componían a través de sus representaciones. Porque las representaciones hacen
a la realidad. Más aún cuando las ideas acerca de, por ejemplo, una región como la
Patagonia Norte inmediatamente después de su conquista, se encuentran tan
fuertemente estructuradas alrededor de la idea de progreso y de los consiguientes
proyectos de futuro.