Resumen:
El
movimiento irmandiño, cuyos picos de conflictividad se ubican
entre 1467 y 1469, significó un fenomenal cuestionamiento a la
jerarquía nobiliaria en tanto responsable de generar un tipo de
violencia que iba más allá de la que distinguía el feudalismo de
otros modos de producción. También fueron discutidas no sólo la hegemonía
de los Moscoso, Andrade, Sarmiento y Sotomayor –por
mencionar algunas de las principales Casas que señoreaban el
espacio gallego-, sino también la propia Mitra compostelana y el
resto de la jerarquía eclesiástica en tanto señores temporales de
sus respectivas diócesis.